¿Alguna vez os habéis encontrado en una playa nudista a los vecinos?
Algo así me sucedió a mí. Y encima los vecinos se rieron de mi desnudez -y de mis implantes- y me echaron arena en los ojos.
Así que me metí en una cueva a hibernar.
En mi retiro me dediqué a desintoxicarme de pantallas y teclados en mi tiempo libre, de exageraciones mentales y juegos de palabras.
Anorexia verbal -y digital-.
El mundo y yo misma resultamos más sencillos en un sofá, a dieta de caricias y silencio.
Hasta que un día me desperté a carcajada limpia, al darme cuenta de que las playas nudistas son públicas.
Como los osos, además, sabía que la hibernación no es eterna, así que guardé mi blog antes de masacrarlo con un clic de ratón (cuesta tan, tan poco… que a veces no me extraña que las guerras sean cada vez más rápidas y más crueles desde que los botones sustituyeron las espadas).
Hoy estoy perezosa, pero el próximo día que me pase por aquí me traeré el resto del equipaje.
Y todo eso.
Wednesday, October 04, 2006
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1 comment:
Que ilusión!
Me alegro muchísimo, bienvenida. De veras que te he echado de menos.
Aquí me tendrás fija.
Un abrazo de bienvenida.
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