Thursday, June 24, 2010

Caricias



El domingo tuve uno de esos días en los que la vida te acaricia y te manda un soplido de aire frío a la vez.

Domingo de rutina. De ésos que se agradecen, por tranquilos, y al mismo tiempo se aborrecen, por aburridos.

[ Inciso:
Sé, o me cuentan, que debería apreciar lo que tengo y olvidar lo que no. Soy incapaz. Me ahoga la idea, me siento que me pierdo la vida.
Siempre quiero más.
Hace tiempo un amigo me dijo que estoy condenada, por ser demasiado inteligente: nunca seré feliz. ]


Sigamos. Y al final del domingo, cuando ya parecía que los no episodios del fin de semana se cerraban y los bostezos me llevaban a la cama, descubrí una carta de amor en mi bandeja de entrada. La más romántica, directa, brutal, que he recibido nunca. De alguien por quien no siento nada, pero que me ha devuelto alguna que otra sonrisa. Mi vanidad ni se despertó. Pero sí sentí una gran responsabilidad por responder a esa idea que él – y algunos otros, en el pasado – tiene de mí.

¿Será que al final no soy tan gris?

Y siento que debo marcharme. Antes de que se me apague la estrella.

Wednesday, June 23, 2010


Llevo sin escribir siglos. Lo sé, Palmoba. No hay excusa (ni hace falta).
Cada cierto tiempo se me cierran las ventanas por las que arrojo lo que siento. Imagino que coincide cuando la vida se vuelve algo más complicada de lo que mi cuerpecito, cerebro incluido, puede manejar. Nada tremebundo. De hecho, nada remotamente cercano a ser tremebundo, pero no siempre estamos fuertes.
He pasado estos meses quejándome. Y trabajando mucho, muchísimo. ¿Nada bueno, entonces? No, eso sería injusto. Siempre hay momentos y aprendizajes y alguna que otra catarsis. Pero en general, no, no he disfrutado. Me siento mayor.


¿Y ahora? ¿Tengo hijos? ¿O me voy? No lo sé.


Llevo dos semanas como fumada, en una nube de felicidad falsa. Creo que se me han muerto de cansancio las neuronas de la preocupación. Y las de la anticipación.

Pero he vuelto a tomar el teclado. Eso, al menos, es bien. Seguiremos viéndonos.

Friday, October 23, 2009

Otoño

De repente sólo me apetece escuchar a Leonard Cohen y a Azure Ray. Por ese orden. Es viernes por la tarde y todos estamos perezosos, hasta el sol. Arrastramos las últimas horas de la semana en la red, ignorando sin remordimientos las llamadas que tenemos que hacer y las presentaciones que tenemos que preparar. Las prioridades y las urgencias se esfuman, a ritmo de waltz y huele, por primera vez en meses, a café caliente. Es como si nos hubiéramos desinflado un poquito. La luz y la energía en la oficina son naranjas. Se nos acaba de instalar el otoño.

Para celebrarlo, os dejo con un poema que me encanta. Es de Leonard Cohen, A Thousand Kisses Deep. Y yo me voy a comprar castañas.


1. You came to me this
morning
And you handled me like meat.
You´d have to live alone to know
How good that feels, how sweet.
My mirror twin, my next of kin,
I´d know you in my sleep.
And who but you would take me in
A thousand kisses deep?

2. I loved you when you opened
Like a lily to the heat.
I´m just another snowman
Standing in the rain and sleet,
Who loved you with his frozen love
His second-hand physique -
With all he is, and all he was
A thousand kisses deep.

3. All soaked in sex, and pressed against
The limits of the sea:
I saw there were no oceans left
For scavengers like me.
We made it to the forward deck
I blessed our remnant fleet -
And then consented to be wrecked
A thousand kisses deep.

4. I know you had to lie to me,
I know you had to cheat.
But the Means no longer guarantee
The Virtue in Deceit.
That truth is bent, that beauty spent,
That style is obsolete -
Ever since the Holy Spirit went
A thousand kisses deep.

5. (So what about this Inner Light
That´s boundless and unique?
I´m slouching through another night
A thousand kisses deep.)

6. I´m turning tricks; I´m getting fixed,
I´m back on Boogie Street.
I tried to quit the business -
Hey, I´m lazy and I´m weak.
But sometimes when the night is slow,
The wretched and the meek,
We gather up our hearts and go
A thousand kisses deep.

7. (And fragrant is the thought of you,
The file on you complete -
Except what we forgot to do
A thousand kisses deep.)

8. The ponies run, the girls are young,
The odds are there to beat.
You win a while, and then it´s done -
Your little winning streak.
And summoned now to deal
With your invincible defeat,
You live your life as if it´s real
A thousand kisses deep.

9. (I jammed with Diz and Dante -
I did not have their sweep -
But once or twice, they let me play
A thousand kisses deep.)

10. And I´m still working with the wine,
Still dancing cheek to cheek.
The band is playing "Auld Lang Syne" -
The heart will not retreat.
And maybe I had miles to drive,
And promises to keep -
You ditch it all to stay alive
A thousand kisses deep.

11. And now you are the Angel Death
And now the Paraclete;
And now you are the Savior's Breath
And now the Belsen heap.
No turning from the threat of love,
No transcendental leap -
As witnessed here in time and blood
A thousand kisses deep

Monday, October 12, 2009

Sana

Una rápida: los resultados han salido negativos, estoy sana como una manzana. Bueno, igual tanto no, pero no tengo cáncer. Ole. A celebrar la vida. Muackis a todos.

Tuesday, October 06, 2009

Carpe diem

Llevo con ganas de vomitar desde ayer. Visita al ginecólogo con 6 meses de antelación por culpa de unas células que al parecer estaban “cambiando”. No sé qué significa eso, sólo sé que ayer en la colonoscopia, o como se llame en castellano, el doctor puso mala cara, y me hizo 5 biopsias.
También me dijo que casi seguro que no es nada, pero eso de esperar 8-10 días a que alguien me confirme que no tengo cáncer no entraba en mis planes inmediatos, la verdad. Nunca me había pasado. No soy demasiado paranoica, y estoy convencida de que no es nada, pero tengo ahí mi historial familiar y mis mutaciones genéticas, como una mosca cojonera que me mantiene en alerta continua.

En fin, que desde entonces estoy mareada y súper profunda. Necesitaba gritárselo al mundo, escribirlo en una pantalla, para poder quitarme un peso de encima.

Incluso en el peor de los casos, sabré llevarlo. Me he preparado para esto desde pequeña.
Pero aun así, es curioso que de vez en cuando el cuerpo nos tenga que dar un susto – o un potencial susto- para volver a hacer el propósito de cuidarnos, tomarnos la vida con calma, darle una patada en la boca al jefe cuando nos dé la gana, y ver más nuestros amigos o a nuestra familia.

Así que aplicáoslo a vosotros también. Vivid, jugad, probad de todo y disfrutad de este cuerpo mientras dure, que ya habrá tiempo para la eternidad. Es una orden.

Os mantengo al día, claro.

Besitos.

Monday, September 21, 2009

love is in the air


11.30 am. Acaba de empezar su turno. Lleva el delantal recién ajustado, el gloss aún jugoso en los labios y la cofia bien puesta, sin ningún pelo fuera de órbita. Gran trabajo de horquillas, con semejantes rizos, que admiro inmediatamente. Camina despacio, con esa parsimonia que tienen los caribeños, aún no se ha intoxicado de Madrid y de vida moderna. Se agacha a recoger una taza vacía, y cruzamos una mirada fugaz, tan sólo un instante antes de que las aletas de su nariz se dilaten.


Le ha olido y sabe que se acerca. Se acaba de transformar en hembra.


Contiene la sonrisa, salvo en sus ojos. Se levanta con elegancia, afectando indiferencia y concentración en su trabajo. Un instante más tarde, la invade la indignación, y el miedo, cuando él pasa de largo sin mirarla, directo a la zona de bebidas, y empieza a recargar el frigo con botellas de agua.

Por un momento, no entiendo el juego. Ella no es hembra que se conforme con un desplante. Y él, un solterón a punto de jubilarse.

“¿Por qué me llamabas ayer?” Retuerce el trapo de limpiar con sus dos manos. Aún sonríe con toda la picardía y la ingenuidad que el miedo le dejan, y contonea sus caderas de manera automática y nerviosa. Me recuerda a una niña a la que le preguntan la lección y no ha estudiado.

“¿Por qué va a ser? Pues por la copa que nos debemos tú y yo, pero como tú no quieres contestar, pues ya está, déjala”.

Y se va. Se lleva con él sus 60 kilos de peso, su pelo medio largo, una incipiente joroba, algo de cabreo y bastante resignación. Se va, sin embargo, sin malos humos. Me da que no es la primera que no le cogen el teléfono.

Ella sonríe triunfante y coqueta. Sabe que la batalla no está perdida. Por un momento, no obstante, sus ojos dudan “¿y si se cansa de insistir? ¿y si se piensa que juego con él?” Pero la hembra sabe perfectamente que, una vez pasado el enfado, dos miradas cómplices los llevarán de nuevo al mismo terreno. Y no piensa ser nada fácil.

La envidio mientras camina por la sala, sintiéndose la princesa del día. Llaman a embarcar a mi vuelo. Intento buscar su mirada, quiero que sepa que sé.
Imposible. Está enamorada.

Monday, September 07, 2009

Adultos


Cuando érais pequeños todo resultaba más sencillo. En el cole había quien te caía bien, quien te caía mal y punto. Las había que eran unas chulas, unas mentirosas, unas envidiosas, unas pelotas, unas creídas o incluso que olían mal. Con ésas no te juntabas. Luego estaban tus amigas, tus incondicionales, que te defendían hicieras lo que hicieras. Para encontrarlas simplemente tenías preguntar “¿Quieres ser mi amiga?” y sabías que la respuesta iba a ser honesta. Sin vuelta de hoja. Y si era que sí, ya tenías una amiga para toda la vida. De ésas con las que compartes bocadillos de chorizo con nocilla y costras en las rodillas. Ese sentimiento de atemporalidad no se recupera jamás.

En la universidad las posibilidades son también inmensas, aunque tal vez menos sinceras. Todos hambrientos de nuevas experiencias, con ganas de probar todo y a todos. Compartes borracheras, borotas, petas, apuntes, cafés y profesores impresentables. Y fluidos internos, con más de una o más de uno. Todo mezclado con el sentimiento de que os querréis para siempre. Y en cierto modo, no es del todo mentira.

Acabas la carrera aún con algo de hambre, y aterrizas en Londres, una ciudad en la que todo el mundo está de paso. Millones de gente joven peleando por conseguir unos ahorros y unas fotos que llevarse de la City. Toparte con otros inmigrantes es sencillo. Todos tenéis esa ansia de comunidad, de escuchar el sonido del móvil los sábados por la tarde, de hacer grupo con quien sea porque sin grupos no sabemos cómo vivir. Empiezas a utilizar la palabra “amigo” sin el menor rigor. De repente el compañero de trabajo, o de máster, o el chico éste que conociste en una fiesta y era “amigo” de un “amigo”, son tus “amigos”. Pero en las noches negras, en las que no puedes sustituir las memorias de costras en las rodillas por un conocido cualquiera, no tienes a nadie a quien llamar.

Y piensas que ya no somos niños, ni adolescentes. Que ya no estamos en la edad en la que hay que hacer amigos. La habilidad para ese tipo de tareas caduca como los dientes de leche o la píldora del día después.

Te acabas de convencer cuando te mudas a una ciudad que, esta vez, no está llena de gente de paso, sino de gente que ha vuelto de Londres, buscando el calor de sus amigos de siempre, cansado de conocidos y conversaciones rompe-hielos. A tu alrededor, todos vuelven a tocar su infancia. Los amigos han cambiado, y ellos también, pero compartieron bocadillos de nocilla, o de feta, y también se hicieron las mismas costras en las rodillas. Y eso es suficiente. A nadie le interesa volver a pasar por el ritual: un par de cafés, tal vez una fiesta, mensajes de móvil, ciertos intereses comunes. Demasiado esfuerzo. Que ya no es necesario: han vuelto a casa.

Bienvenido, pues, al mundo de los adultos.

Y que no se te olvide que ya no estás en edad de untar ganchitos en naranjada. Tus prioridades han cambiado. Ahora en los cumpleaños deberás beber vino civilizadamente, junto a tu pareja, y hablar de decoración. Sin peros, y aunque te mueras de ganas por oler de nuevo la incondicionalidad. Deberás aguantarte, y conformarte con amigos de mentira.
Si tienes suerte, contarás con un novio que te escucha. Así podréis compartir el mundo de los adultos:
UNA JODIDA ISLA DESIERTA