Wednesday, January 14, 2009

Pozos y Vendavales... Feliz 2009

Se avecina otro pequeño pozo seco.



No me preocupa demasiado, pero llevo dos semanas con el corazón latiéndome a destiempo, con la respiración algo entrecortada y los ojos sin mirar a ninguna parte.
Y sin embargo creo que esta vez será para bien. No para más mierda encima, ni más desgaste. Creo que después del pozo habrá cambios. Pero antes tendré que dejar que el pozo me susurre, me empape con su no-agua y me haga sudar. Y cuando me seque de este anxos que empieza a hacer mecha en mis cinco elementos, afrontaremos el siguiente capítulo.

Me he mudado a Atenas. Después de años peleándome con toda mi mente sobre cómo hacerlo, cuándo hacerlo, por qué hacerlo. En principio la gran losa – devolver Nikos a su madre y a su tierra – ha desaparecido, y con ella han reaparecido los fantasmas.
Es como la mañana siguiente a la boda – ¿Qué se siente el día después, cuando la ilusión por dar EL paso ya no existe? ¿Cuál es la siguiente meta? - . El vacío. Y lo puedes rellenar con hijos, que te darán una tregua de 18, 25 años. Y luego te volverás a efrentar a los fantasmas.

Yo no quiero casarme ni tener hijos ni ir a Ikea los sábados a comprar tinajas y perchas. Primer problema. Primero de unos cuantos.

Mientras tanto nos paseamos como dos sombras en esta ciudad, sin terminar de creernos que no son unas vacaciones de Londres, sin encontrar nuestro nuevo lugar en una vida que antes era sólo de uno y ahora es de dos. Invadidos por gente de carne y hueso – madre, hermano, hermana, sobrino, tías, amigos, compañeros de trabajo – que no nos dejan espacio para lamernos las heridas inglesas y salir a celebrarlo. Solos.

Los planes, las bienvenidas, los primeros días en la oficina, las cenas, las compras, las fiestas, los cafés….las buenas intenciones y las lágrimas que nos arrastran en vendavales a los que nos rendimos con los ojos aterrorizados.

No queremos reconocerlo: echamos de menos Londres. Somos animales solitarios, una pareja en exilio de las comvenciones sociales. Queríamos una isla desierta por Navidad… y los Reyes nos han traído merengue.

En fin.. molon lavé… con permiso del pozo.

1 comment:

Palmoba said...

Los cambios, por buenos que sean, cuando son de lugar a veces cuestan...cuestan.

Un abrazo Ma.