- ¿Quieres que nos mudemos?
- ¿A dónde?
- No lo sé.
- Dejemos de huir.
Hace un año que cogimos los trastos, el coche de quinta mano y dejamos mi apartamento de lujo en la City por esta casita vieja. Recuerdo la bronca que te eché cuando la vi. Y lo bien que lo pasamos esa misma noche entre cajas y bultos y la botella robada de Ouzo.
Prometía el garito. Y el estanque de los peces y los zorros en el jardín y el vecino tocando Depeche Mode a las 4 de la mañana.
Pero los meses se nos complicaron. La guitarra y el caballete se quedaron olvidados en la esquina de la plancha y las paredes sólo me veían llorar. Hay manchas en la moqueta de quaker desperdigado durante alguno de mis berrinches.
Y sangre en los ojos del sofá, mucha sangre.
La máscara egipcia se ha comido mis gritos, y los tuyos –los primeros-.
Hay polvo sobre los botes amarillos de la mesilla. Los médicos dicen que si los acabo, el silencio desaparecerá.
[No hay nada más aterrador que el silencio.
Despertar por la mañana y no escuchar las voces dentro de ti, las ganas, la furia.
Sólo silencio.
Le llaman depresión, y dicen que tiene cura.
...los médicos te tratan como a una griposa más.]
Pero yo no tomo pastillas.
Así que sigo derramando quaker y lágrimas en la moqueta.
-Y si probamos el Feng Shui? Ya sabes, mover los muebles, cambiar los colores, comprar un par de fuentes.
- Si crees que eso funcionaría…
- No.
- ¿Entonces?
- Huyamos.
1 comment:
No huyas, solo gíralo al angulo en el que más puedas respirar, los botes amarillos solo se adueñan de los pensamientos......y así el silencio, si que se hace ensordecedor...el quaker volvera a estar en su sitio solo cuando tu lo coloques.
Exitio un tiempo en que tambien me trataron como una griposa más..tengo la sensación que fue en otra vida que ya ni recuerdo...
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